22 May Kafka y el problema teológico político. Segunda parte
Kafka y Esaú
¿Qué hizo Esaú, el hermano de Jacob, para provocar el odio de Dios?
«Yo amo a Jacob y aborrezco a Esaú, y he convertido sus montes en desolación, y su heredad en un desierto para los chacales».
(Malaquías 1: 2-3)
Esaú siempre ha sido odiado por Dios, incluso antes de su nacimiento. Dicho de otra manera, Dios no es un ser ético, ya que su comportamiento no se rige por principios sino por meras decisiones.
En Job y Esaú, como en el juicio de Kafka, nos encontramos con el problema de la teología política, en el sentido de que la figura de Dios, ya totalmente secularizada y suspendida en Kafka, sólo decide.
Ahora bien, hay una gran diferencia entre la doctrina tradicional de la teología política y cómo se representa en Kafka.
Esta diferencia puede representarse en una estructura binaria. Por un lado, la doctrina tradicional puede resumirse con la siguiente expresión: la intervención e injerencia del principio soberano, que posee el poder de decisión y lo rige, actúa para proteger el orden y la historia del caos a través del derecho. Sin embargo, tras el catastrófico fracaso de la ley en el siglo XX, esta actitud mental es completamente insostenible.
En el otro lado, que incluye a Kafka, nos encontramos con una actitud opuesta, que puede resumirse así: la intervención del principio soberano y decisivo es inherentemente el mismo caos que debería evitar. El orden y el desarrollo histórico que encuentran su origen en la intervención del principio soberano son el caos, que no es otra cosa que una expresión mítica de la violencia. En el Proceso de Kafka, K. es finalmente asesinado por el orden y las leyes, sin razón alguna.
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Es doctor en Filosofía por la Universidad de Barcelona y trabaja como traductor para Los Libros del Tábano. Más informaciones en mi página personal.